De acuerdo con el Banco Mundial, el 99 % de las empresas del país son micro, pequeñas y medianas, y generan alrededor del 60 % del empleo total.
Los pequeños y medianos emprendimientos representan más de la mitad de los puestos de trabajo formales en el mundo (Banco Mundial, 2016); por ende, su papel es cada vez más importante a la hora de brindar oportunidades para el desarrollo socioeconómico. De acuerdo con el Banco Mundial, en 2020 en Ecuador existían alrededor de 900 000 empresas, de las cuales, 90 % eran microempresas, 7 % empresas pequeñas y 2 % empresas medianas. En otras palabras, el 99 % de las empresas del país son micro, pequeñas y medianas, y generan alrededor del 60 % del empleo total. Para la reactivación económica resulta imprescindible reconocer y apoyar el rol fundamental de este segmento. Una forma de hacerlo es canalizando más financiamiento para la microempresa.
De acuerdo con la Superintendencia de Bancos, al cierre de 2021, el volumen de crédito[1] otorgado por la banca privada del país alcanzó los USD 27 804,5 millones, es decir, se entregaron USD 5029,7 millones adicionales con respecto al año 2020 (crecimiento anual del 22,1 %). Además, al comparar con diciembre de 2019, el volumen de crédito creció 4,5 % (USD 1191,2 millones adicionales), por lo que ya supera los niveles prepandemia. De este comportamiento destaca el microcrédito que fue el segmento que registró el mayor crecimiento en 2021, alcanzando USD 2271,3 millones (lo cual significó una tasa de crecimiento anual del 69,6 %).
Del total del volumen de crédito colocado en 2021, el proveniente de la banca privada representó el 73,8 % (USD 27 805,5 millones) de la colocación del sistema financiero nacional. Mientras las cooperativas alcanzaron los USD 8229,7 millones, representando el 18,9 % del volumen de crédito nacional; y las instituciones financieras públicas (USD 1161,5 millones) y las mutualistas (USD 493,5 millones) conformaron el 3,1 % y el 1,3 %, respectivamente (ver Gráfico 1 en versión descargable del artículo).
Cabe señalar que el volumen de crédito está compuesto por cinco segmentos[2]:
Crédito productivo: colocaciones dirigidas al financiamiento de actividades productivas y comerciales, cuyas ventas se encuentran entre USD 100 000 hasta USD 5 millones;
Crédito de consumo: préstamos otorgados para la adquisición de bienes, servicios o gastos no relacionados a actividades productivas;
Crédito educativo: operaciones de crédito otorgadas para formación y capacitación profesional o técnica;
Microcrédito: financiamiento a actividades de producción y/o comercialización en pequeña escala. Microcrédito minorista, ventas inferiores a USD 5000; microcrédito de acumulación simple, ventas desde USD 5000 hasta USD 20 000; microcrédito acumulación ampliada, ventas desde USD 20 000 sin superar los USD 100 000;
Crédito vivienda: dirigido para la adquisición o construcción de inmuebles, así como de terrenos destinados a la construcción de vivienda propia.
Para finales de 2021, de los USD 27 804,5 millones entregados por la banca privada del país, USD 19 371,2 millones fueron destinados al crédito productivo, USD 5354,8 millones al consumo, USD 2271,3 millones al microcrédito, USD 778,5 millones a vivienda y USD 28,8 millones al crédito educativo (ver Gráfico 2 en versión descargable del artículo).
La Tabla 1 (ver en la versión descargable del artículo) muestra que el microcrédito es el que ha tenido una mayor tasa de crecimiento anual en 2021. Con respecto a diciembre de 2020, existió un crecimiento del 69,6 %, mientras que, si se realiza una comparación con 2019, el crecimiento fue del 21,0 %. Esto es un reflejo del continuo apoyo y acompañamiento de la banca privada a los negocios más pequeños del país, lo cual está ligado a una mayor dinamización de la economía ecuatoriana.
Al realizar un análisis geográfico se destaca que la colocación de microcrédito en 2021 llegó a las 24 provincias del país, demostrando financiamiento extendido a nivel nacional. La colocación de microcrédito se concentra en Pichincha, con USD 724 millones; Guayas, con USD 366 millones; y Manabí, con USD 231 millones, representando el 58 % del total del monto de colocación de microcrédito en el país.
Por otro lado, es importante mencionar que las provincias de Esmeraldas y Napo tuvieron los mayores crecimientos anuales, en donde el monto de microcréditos varió en 85 % y 61 %, respectivamente.
Destino del microcrédito
El 85 % del financiamiento de microcrédito se destinó a los sectores de las actividades de los hogares (29 %), actividades de servicios administrativos (26 %), el comercio (20 %) y los sectores agrícolas (10 %), evidenciando los esfuerzos de la banca privada en el financiamiento de actividades productivas. De estos sectores, por ejemplo, destacan el comercio y las actividades agrícolas con un crecimiento del 54 % y 52 % respectivamente con relación al año 2020. Al año 2021 en el sector comercio se colocaron USD 447 millones, es decir, USD 158 millones más que en 2020, mientras que en las actividades agrícolas se colocaron USD 223 millones con un incremento de USD 77 millones respecto al 2020.
En la búsqueda de una recuperación económica sostenida, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas debe ser una prioridad en las economías, ya que representan el motor de crecimiento económico y la creación de empleos. Desde la banca privada los créditos entregados hacia microempresarios ya superan los niveles prepandemia, crecen al 70 % anual; y del total de estos créditos, el 52 % se entregan a mujeres emprendedoras, lo cual trae una serie de externalidades positivas para las familias, negocios y la sociedad. Fomentar la dinamización de la economía a través del crédito enfocado en sectores productivos es consolidar el desarrollo económico, el empleo y la competitividad, elevando el bienestar general.
Referencias bibliográficas
Banco Central del Ecuador
Superintendencia de Bancos
Superintendencia de Economía Popular y Solidaria
Banco Mundial (2016). https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/06/20/entrepreneurs-and-small-businesses-spur-economic-growth-and-create-jobs
[1] La información considera operaciones de crédito nuevas y novadas, publicadas por la Superintendencia de Bancos. Esta información incluye datos proporcionados en el reporte de volumen de crédito del BCE respecto a tarjetas de crédito, debido a que la Superintendencia de Bancos no reporta este rubro.
[2] Fuente: Banco Central del Ecuador.
LOS AUTORES
Juan Sebastián Vela es economista por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Actualmente es analista económico en la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.
Adriana Santillán es economista por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Actualmente es analista económico en la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.