“El comportamiento de la estructura del empleo describe una leve mejoría pos-COVID-19 en la condición laboral de los hogares ecuatorianos”.
La pandemia por COVID-19 golpeó a Ecuador durante el primer trimestre de 2020. A partir de febrero de 2020, cuando se notificó el primer caso de esta enfermedad, la cantidad de contagios y muertes se incrementó de manera continua y, con ello, se implementaron medidas de confinamiento y restricciones a las actividades económicas a fin de mitigar la propagación del virus.
Sobre la base de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU), advertimos que, a nivel nacional, la tasa de empleo adecuado/pleno[1] se redujo del 38,8% (dic-2019) al 30,8% (dic-2020) y reveló una ligera recuperación para marzo de 2021 en 34,0% (4.8 puntos porcentuales) por debajo de la tasa de diciembre 2019. Al tiempo que la tasa de subempleo[2] nacional demostró un aumento correspondiente a 4.9 puntos porcentuales, pasando del 17,8% (dic-2019) al 22,7% (dic-2020 y mar-2021). Por otra parte, como era previsible, se experimentaron importantes pérdidas de empleo[3] durante diciembre de 2020 y marzo de 2021. En efecto, es posible observar que la tasa de desempleo se incrementó del 3,8% (dic-2019), pasando por 5,0% (dic-2020), hasta llegar al 5,5% (mar-2021) equivalente a 450 000 personas.
Al mismo tiempo, si enfocamos el análisis a las horas habituales promedio de trabajo a la semana (ocupación principal y secundaria), se resalta que, en promedio, las horas de trabajo disminuyen, esto es un efecto directo de la menor disponibilidad de empleo. Sobre este particular, a diciembre de 2019, un ecuatoriano trabajaba en promedio 151,6 horas al mes; no obstante, dicho valor decrece a 142,0 horas para diciembre de 2020, y se pone en relieve un modesto aumento de 1,6 horas alcanzando 143,6 horas de trabajo por mes para marzo de 2021. Todo esto, con un salario mensual promedio por persona con empleo de USD 325,7 (dic-2019), USD 292,6 (dic, 2020) y USD 355,4 (mar-2021)[4].
En relación con este último, para diciembre de 2020 se advierte que el 20,2% de ecuatorianos trabajaron menos de 40 horas; de estos, el 27,1% declaran que se debe a razones relacionadas con la pandemia por COVID-19. De igual forma, de las personas que no detentan empleo, se aprecia que el 40,0% no buscó trabajo debido a razones relacionadas con el COVID-19. A la postre, de las personas que dejaron de trabajar, el 49,4% declara que se debió a razones vinculadas con el COVID-19.
El comportamiento de la estructura del empleo describe una leve mejoría pos-COVID-19 en la condición laboral de los hogares ecuatorianos. Sin embargo, se evidencia una continua restricción de ingresos que permiten la adquisición de bienes y servicios de consumo para los hogares. El proceso de recuperación es evidente, pero tomará tiempo para que los hogares ecuatorianos tengan la capacidad de consumo del 2019.
[1] Empleo adecuado/ pleno: personas con empleo que, durante la semana de referencia, perciben ingresos laborales iguales o superiores al salario mínimo, trabajan igual o más de 40 horas a la semana.
[2] Subempleados: personas con empleo que, durante la semana de referencia, percibieron ingresos inferiores al salario mínimo y/o trabajaron menos de la jornada legal y tienen el deseo y disponibilidad de trabajar horas adicionales.
[3] Desempleados: personas de 15 años y más que en el período de referencia, no estuvieron empleados a pesar de estar disponibles para trabajar y buscar empleo.
[4] Dólares constantes a 2007.

EL AUTOR
Javier Juncosa Calahorrano tiene el grado de Máster Oficial en Dirección de Personas en las Organizaciones por la Universidad de Navarra, Pamplona – España. Es psicólogo organizacional por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Actualmente es Gerente General de SIMMPLE Analítica de Datos. Es consultor en el área de psicología del comportamiento del consumidor para empresas nacionales e internacionales. Es profesor de Investigación de Mercados y Comportamiento del Consumidor en el IDE Business School.