Ser mujer conlleva la posibilidad de ser madre. Desde hace muchos años, nos han metido en la cabeza que la maternidad no es compatible con el éxito profesional. ¿Esto es realmente así?
Ser mujer conlleva la posibilidad de ser madre. Hay un «reloj biológico» que nos recuerda que tempus fugit y que hay una franja natural para la maternidad. Según el estudio IESE-ORDESA sobre Maternidad y Trayectoria profesional, las mujeres españolas desean tener 2,5 hijos. Sin embargo, el índice de fertilidad en España es de 1,33 hijos por mujer desde hace ya dos décadas, un lento suicidio gráfico. Detrás de este gap de maternidad está el acoso por maternidad, las discriminaciones, y la falta de apoyo de gobiernos y empresas. Todo ello supone una falta de libertad real a la hora de intentar integrar maternidad y trayectoria profesional.
Algunos movimientos feministas ponen el énfasis en que algunas mujeres no quieren tener hijos, cuando lo que pasa en la mayoría de los casos es que no pueden por diferentes barreras que encuentran en su camino. Mutatis mutandis, es la fábula de la zorra y las uvas: no alcanzo a cogerlas, ergo están verdes…
No es el caso de Carmen Gimeno, presidenta del consejo de Administración de CaixaBank Asset Management, consejera de SegurCaixa Adeslas, miembro de varios Consejos de Administración de empresas participadas, y madre de dos hijos. Hace algún tiempo tuvimos la suerte de que nos contara su trayectoria profesional en uno de nuestros I-WIL Breakfast.
Carmen señaló que le parecía más importante estar con sus hijos mientras eran adolescentes, que antes cuando fueron bebés o niños pequeños, y algunos de los cuidados básicos eran más fácilmente delegables. «Indudablemente, una canguro puede eficiente y delicadamente cambiar un pañal o llevar al colegio…pero solo una madre (o un padre) puede esperar pacientemente a que vayan cayendo las confidencias del adolescente, estando en muchos momentos de silencio y distancia, hasta que llegue el momento elegido por el hijo para hablar.» Competencia imprescindible: presencia silenciosa y paciente.
Además de hablar de conciliación y maternidad, Carmen aconsejó tener en cuenta tres pilares básicos a la hora de construir nuestra trayectoria profesional: la preparación, ser flexible, y la coherencia (que es lo que acaba dando sentido a todo lo demás).
Sobre su preparación se refirió a su anhelo innato de «siempre querer ir más allá». Sus estudios en IESE le revelaron que la preparación, más que conocimiento acumulado, era un tema de competencias. Aprendió que estar preparado permite dejar atrás la individualidad en un momento determinado y pasar a lo colectivo: «aprendes a delegar también el conocimiento en tus equipos». También aprendió la importancia de la flexibilidad, que reconoce como muy valiosa en su formación. En este punto, Carmen defendió apasionadamente la coherencia con los valores y principios y la fe en la Providencia, dos pilares básicos para entender quién es ella hoy.
Indudablemente, ser madre (o padre) es uno de los cambios más grandes que toda mujer (¡y hombre!) afronta a lo largo de su vida. El más maravilloso a pesar de todo, y sabemos que ese «todo» es muy grande y complejo, ambivalente, difícil… Pero justamente por eso, es el reto que más satisface. ¡Feliz Día de la Madre… y siguientes…!

LA AUTORA
Nuria Chinchilla Albiol es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School y titular de la Cátedra Carmina Roca y Rafael Pich-Aguilera de Mujer y Liderazgo. Es PhD en Dirección de Empresas y MBA por IESE, Universidad de Navarra, y Licenciada en Derecho por la Universitat de Barcelona. Fundadora del International Center for Work & Family del IESE y de la Iniciativa I-WIL (IESE Women in Leadership).