Una vez definidas, las oportunidades de innovación se han de delegar en las personas mejor situadas y cualificadas para llevarlas a cabo. Si se hace bien, puede aumentar la velocidad y el ímpetu de la innovación.

A la hora de innovar, la brecha entre las intenciones y la realidad puede ser enorme. Pregunta a la cúpula directiva de cualquier empresa y te dirán que la creación de una cultura de la innovación es uno de sus objetivos clave. Pero la cifra de compañías que logran establecerla e incorporarla a su pensamiento y actuación es sorprendentemente baja. ¿Por qué? Una de las razones es que, en el esfuerzo por crearla, los jefes y directivos no involucran del todo a quienes están en la primera línea de la innovación, los empleados.

¡Escucha más a tu equipo! Ese es el consejo general que extraemos del estudio que hemos realizado sobre este tema. Para muchas organizaciones, el fomento de una cultura innovadora puede ser un proceso espinoso. Nuestra investigación nos ha permitido identificar las seis áreas problemáticas más comunes. Las exponemos en este artículo, junto a un análisis de sus causas y consecuencias. También recomendamos una serie de pasos prácticos que los jefes y directivos pueden seguir para identificar y superar sus propias barreras a la innovación, que siempre implican escuchar a los empleados. Las frustraciones que apuntan podrían revelar obstáculos a la innovación de los que tal vez no seas consciente.

Seis áreas sensibles

Para entender los retos que plantean el diseño y establecimiento de una cultura de la innovación, preguntamos a más de 20.000 empleados de 140 empresas cómo les había ido en sus organizaciones. Realizamos análisis cuantitativos y cualitativos, centrándonos en dos preguntas abiertas de nuestro cuestionario: lo que pensaban que su empresa había hecho bien y lo que debería mejorarse en cuanto a innovación. Basándonos en sus respuestas, hemos identificado seis áreas que suelen dar problemas e impiden avanzar.

1. DEFINICIÓN DE LAS OPORTUNIDADES DE INNOVACIÓN

No es fácil definir la innovación. Su significado varía de una empresa a otra e incluso entre las distintas partes de una misma compañía. Si no está claro qué se considera una oportunidad de innovación y qué no, ¿cómo vamos a saber dónde centrar nuestra atención o cómo alinear nuestros esfuerzos?

Por eso, los líderes deberían ser claros y coherentes a la hora de articular una visión común de la innovación en el contexto de la organización. Nuestro estudio apunta tres grandes áreas en las que se puede definir y comunicar la innovación.

LIDERAZGO DE PRODUCTO. Es la que más se asocia con la innovación: la capacidad de introducir nuevos productos –con unas prestaciones y funcionalidad tan buenas que los clientes estén dispuestos a pagar más por ellas– que mejoren los propios y los de los competidores. Un buen ejemplo es el iPhone, ya que hizo obsoletos tanto los teléfonos de la competencia como el iPod. Sin embargo, el desarrollo de nuevos y apasionantes productos no es lo único que define la innovación. Hay otras oportunidades de innovación, relacionadas con los clientes y procesos, que no deberían pasarse por alto.

PROXIMIDAD CON EL CLIENTE. Para definir la innovación en relación con los clientes, hay que segmentar los mercados de la empresa con precisión, conocer bien los comportamientos de cada segmento y ofrecer soluciones que satisfagan sus necesidades. Pocos lo hacen tan bien como Netflix: el 75% de los programas y películas que ven los abonados surgen del estudio de sus preferencias y del reciclaje de los viejos contenidos de acuerdo con sus gustos. Es una oportunidad de innovación en la que todos ganan y que ha reportado miles de millones de dólares a la compañía.

EXCELENCIA OPERACIONAL. Si se definen bien, también salen a cuenta las innovaciones en los procesos, que pueden materializarse en una reducción de costes o en una interacción más fácil de clientes y socios con la empresa. Para muestra, Amazon: innova de manera constante en los sistemas de pedido para que a los clientes les resulte más fácil obtener los productos que quieren.

La definición y comunicación de las oportunidades de innovación en relación con estas tres áreas ayudarán a los empleados a situarse. Es un paso que deben dar muchas empresas, como nos comentó uno de los encuestados: “Necesitamos un mensaje más claro, avalado y reiterado con frecuencia, que llegue a todos los empleados”.

Una definición clara y bien comunicada de las oportunidades de innovación garantiza la participación de más empleados –no solo los de I+D, marketing e ingeniería– en la misión innovadora de la empresa.

Ahí tenemos el caso de la cadena de supermercados estadounidense Publix, que ha definido la innovación en esas tres dimensiones y espera que todos los empleados aporten su grano de arena. Quienes trabajan de cara al cliente se centran en prestar un servicio excelente, algo que ha reportado premios a la compañía, mientras que los de administración y operaciones analizan cómo mejorar su logística, ya de por sí bien engrasada.

Por tanto, cuando una empresa define la innovación en términos de liderazgo de producto, proximidad con el cliente y excelencia operacional, ningún empleado queda excluido. Todas las funciones o departamentos pueden contribuir a la innovación de una u otra forma.

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LOS AUTORES

Matthias A. Tietz es profesor de Creación de empresas en IE Business School.

Matthew A. Wong es profesor de Emprendimiento tecnológico en la facultad de Ciencias aplicadas de la Univeristy British Columbia.

Jay Rao es profesor de Dirección de tecnología, operaciones e información en Babson College. Fran Chuan es socio fundador de la consultora en innovación Dícere Global.

Joseph Weintraub es profesor de Dirección de empresas en Babson College.