Para que exista verdadero desarrollo democrático en un país es necesaria una colaboración ciudadana real y activa, que va más allá de participar en las votaciones: es preocuparse y ser parte de la toma de decisiones en temas de interés colectivo. Participar es involucrarse, ser y sentir país.
Desde que nacemos y nos inscriben como ciudadanos de un país, se nos hacen efectivos nuestros derechos civiles. Tomando en cuenta lo que implica ser ciudadanos, debemos ser más conscientes y responsables de nuestro rol en la sociedad. Es imposible escuchar y aceptar que alguien diga “no me gusta la política”. No nos puede no gustar: es nuestra responsabilidad si queremos vivir en un país democrático.
En el Ecuador estamos en un momento donde el diálogo es uno de los lemas principales del Gobierno; y, si bien durante este primer año se han generado muchos espacios para conversar y proponer, considero que debemos dar un paso más, no sólo quedarnos en las ideas que, si bien son muy enriquecedoras, no son el conductor del cambio. Y aquí es donde debemos comenzar a organizarnos y actuar.
Se necesita estar informados, atentos y ordenar las ideas. Dejar de lado el “no nos escuchan”. Podemos ser escuchados si tenemos propuestas claras y estamos abiertos a entregar un poco de nuestro tiempo. Y es que ser ciudadanos no es solo exigir nuestros derechos: es también cumplir con nuestros deberes y responsabilidades.
Esto lo debemos hacer ya. Cada uno de nosotros es un actor de cambio. El próximo año, con las elecciones seccionales, se darán nuevos rumbos de gestión en lo local, serán espacios de generación de nuevas propuestas y proyectos. Debemos ser parte de ellos. Les invito a repensar su rol, su compromiso con el país. Cada uno de nosotros, más que nadie, sabe lo que se debe mejorar, cambiar y las buenas prácticas que sí se deben mantener.
Y esto, desde la cotidianidad, desde nuestro entorno inmediato podemos hacerlo. Veo con alegría que muchas personas están involucrándose en campañas medioambientales para dejar de usar sorbete o fundas plásticas, que duran entre 100 y 500 años en descomponerse. ¡Esto es participación ciudadana, ya que mis acciones apoyan al desarrollo del país!
“La voluntad de la gente tiene que ser la base de la autoridad gubernamental. Este es el fundamento de la democracia. Este es el fundamento del buen gobierno, el cual le dará a cada ciudadano… Un papel real y duradero; política, económica y socialmente, en el futuro de sus sociedades”.
Kofi Annan

LA AUTORA
Gisela Montalvo Chedraui es Master en Administración de Empresas y Licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Camilo José Cela de España. Actualmente es Directora de la Escuela de Gobierno del IDE.