La tendencia del personal branding o marca personal en Ecuador es reciente. Hasta hace 5 años muy poco se hablaba en el país sobre este tema o era un asunto muy intuitivo relacionado con la “popularidad” de la persona de manera mediática en medios masivos tradicionales, como la exposición en las secciones sociales de revistas o programas especializados de farándula en televisión. Con el crecimiento de las redes sociales (como sucede con Facebook), se amplió la exposición de la persona en medios, pero sin una técnica o estrategia consistente de personal branding.

El concepto de marca personal ha evolucionado desde la exposición mediática hasta la verdadera construcción de una estrategia que pueda impulsar varios aspectos diferenciales en cada persona. Al hablar de personas no solamente estamos hablando de conocimientos técnicos, funcionalidades o atributos, sino también de emociones y creencias. Y es ahí, desde nuestro punto de vista, donde se ha tenido la real evolución del concepto de marca personal: una cosa es posicionarse debido a un aspecto superficial como la presencia física o la belleza; y, uno muy distinto, es una marca emocional o virtuosa basada en creencias profundas que puedan transformar la sociedad o a otras personas en el largo plazo y que se convierta en un referente para las generaciones futuras. El punto de quiebre es: ser una marca que se construya con el ejemplo y desde el ejemplo de otra.

La construcción de la marca personal

Para construir personal branding hay que partir del posicionamiento como cualquier marca de productos o servicios. La diferencia está en que “las cosas” no tienen un fondo humano, pero si una personalidad. La personalidad no sólo tiene que ver con los atributos físicos o formales de las personas; sino también con las competencias diferenciadoras, los estilos, la ética, lo humanista y las necesidades afectivas.

El otro componente necesario para la arquitectura de una marca personal es la notoriedad. Esta viene siendo como el “empaque” de un producto, junto con la imagen, los colores, los medios de comunicación, la conexión y hasta el logotipo personal.

Una marca persona no solamente tiene que verse y promocionarse bien, sino que debe contener “un condumio”, un “por qué” que la haga diferente o relevante en el tiempo para su público objetivo.

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EL AUTOR

Diego Ignacio Montenegro es Top Manager por la Universidad de Harvard. Tiene los grados de Executive MBA en Marketing por la Universidad Francisco de Vitoria de España y MBA por la Universidad Politécnica de Madrid. Especialista en Recursos Humanos por la Universidad de San Francisco (USA). Es además Ingeniero Industrial. Actualmente es profesor de Dirección Estratégica del IDE Business School, Director General  de la Universidad de Los Hemisferios y Presidente de EmotionShare Corporation. Autor del libro "EmotionShare, no se lo cuentes a Michael" y varios artículos de investigación.