Antecedentes

La economía ecuatoriana entró en un proceso de deterioro desde el año 2015, como ya es conocido por todos. El proceso de iliquidez que ha vivido el país lo ha llevado a una contracción, que junto a varias leyes que no aportan a un modelo de crecimiento de la inversión privada, nos llevan a un escenario de estancamiento tras finalizar el 2017.

Al mantener un reducido nivel de inversión privada, el gasto público debe mantenerse como el protagonista para salvaguardar la economía. El problema es que este gasto viene financiado por mayor nivel de deuda, con lo cual se da un “retoque” a los indicadores. Por ejemplo, el nivel de desempleo se mantiene, pero el subempleo crece, provocando que la gente no pueda trabajar en una planificación de largo plazo.

El déficit fiscal sigue siendo un actor importante en nuestra realidad ya que, pese al incremento que se ha dado en los ingresos tributarios y a la tenue recuperación en los precios del petróleo, se mantiene la línea ascendente sobre el endeudamiento. Es así que la política de recortes del ejecutivo no es suficiente, ya que se han recortado montos en los gastos de inversión, pero en cambio los gastos de personal siguen siendo elevados y deberán bajar este nuevo año.

Los esfuerzos que se han hecho para alcanzar un recorte en gastos de capital han sido grandes, pero el déficit fiscal continúa creciendo, debido al incremento en gasto social. Dicho de otra manera, las inversiones han bajado pero el gasto corriente se mantiene, con lo cual la estructura estatal burocrática se mantiene y no ha podido ser absorbida por el sector privado. Por este motivo, se espera que la deuda externa continúe en ascenso para financiar el déficit. Hasta ahora como mencionaba anteriormente, han fracasado los intentos por parte del nuevo Gobierno de reducir el gasto público y diversificar la economía hacia el sector no petrolífero, y es allí donde las señales de estabilidad no han sido contundentes.

Por último, las diferentes posturas dentro del partido oficialista respecto de las reformas constitucionales que se deben implementar después del referéndum del 4 de febrero, dificultan la estabilidad política en general del país.

¿Hacia dónde evoluciona nuestra economía?

Existe una previsión a que el nivel de deuda siga aumentando, pese a los esfuerzos del gobierno por disminuir los niveles de gasto público. En base a esto, la sostenibilidad de los niveles de deuda causa una gran incertidumbre, ya que no se puede tener una caja sin fondo y un sistema de inversiones público casi totalmente parado y, peor aún, sin un fondo de inversión privado activo.

Hay una necesidad inmediata de reducir el gasto público, pero esto podría tener una repercusión inmediata en la tasa de desempleo, la cual debería tener una compensación de parte del sector privado para poder nivelar los índices de liquidez y empleo.

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EL AUTOR

Juan Pablo Jaramillo tiene el grado de Master en Dirección de Empresas MBA por el IDE Business School y es Economista por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

Actualmente es Gerente General de Agrovolcanes Cía. Ltda., Gerente Comercial de Polypapeles Cía. Ltda., miembro del Directorio de varias compañías y profesor de Entorno Económico del IDE Business School. Ha sido Gerente General de Megaprofer S.A., Gerente Comercial de Industrias Ales C.A., entre otras.