Tras las inundaciones y los corrimientos de tierra que asolaron Río de Janeiro en 2010, la ciudad invirtió14 millones de dólares de fondos públicos en un centro de operaciones inteligente. Fue un dinero bien gastado. La instalación, equipada con la tecnología más avanzada en gestión y respuesta a desastres, controla el flujo de tráfico de la ciudad y los sistemas de transporte público, gestiona los apagones y ofrece informes en tiempo real a los residentes, así como servicios de emergencia a través del teléfono móvil, por correo electrónico y mediante aplicaciones de mensajería instantánea. Este servicio se apoya en una densa y compleja red de cooperación formada por decenas de áreas municipales.

Mientras que el Ayuntamiento aportó la financiación y los trabajadores, IBM se hizo cargo del diseño. El gigante tecnológico ya había creado otros centros de operaciones en el marco de su iniciativa Smarter Cities, aunque estos se centraban en departamentos concretos, como el de Policía. El proyecto de Río fue el primero de IBM que integraba en un único sistema los datos de diversas áreas municipales.

En esencia, la iniciativa Smarter Cities de IBM consiste en aunar los recursos públicos y la experiencia y la capacidad de acceso a datos que ofrece el sector privado. Guruduth Banavar, director de Investigación de la empresa, explicaba en The New York Times que el concepto “inteligente” pivota en torno a la información: “Cuando la tienes, la entiendes y sabes qué hacer con ella, ya estás a medio camino de ser inteligente”.

Sin embargo, el de la ciudad inteligente es un sendero complicado. Primero, exige identificar y comprender los grandes retos a los que se enfrentan las ciudades globales y, por extensión, el mundo, y después desarrollar soluciones a medida integrando los recursos públicos y la innovación del sector privado.

En este artículo, basado en el trabajo que hemos realizado para el centro de investigación PPP for Cities, apuntamos qué pueden aportar las empresas a las colaboraciones público privadas (PPP, por sus siglas en inglés). Asimismo, explicamos los distintos tipos que existen, así como las siete claves de su éxito.

Desarrollo global

Las estadísticas no dejan lugar a dudas: el futuro es urbano. Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades (más del doble que hace cincuenta años) y, para 2050, se espera que dicho porcentaje alcance el 70%. El ritmo de crecimiento de la población urbana en el mundo es asombroso. Según los datos de Naciones Unidas, este suma anualmente más de 60 millones de personas, es decir, algo menos que la población de Reino Unido o Francia.

Esta tendencia global tiene enormes implicaciones para la sostenibilidad del desarrollo humano, pero también en lo que respecta a las oportunidades de negocio. La actividad económica de algunas megaciudades ya iguala o supera a la de países enteros. Por ejemplo, la economía de Seúl es mayor que la de Malasia, la de Londres sobrepasa a la de los Países Bajos y el PIB del clúster que conforman las áreas metropolitanas de Chongqing y Chengdú es de dos billones de dólares, similar al de India.

En las ciudades se concentran las personas, el poder y el dinero, y es donde tienen lugar los avances y los acontecimientos relevantes. No obstante, también es donde la humanidad se enfrentará a muchos de sus retos más importantes, como el cambio climático, la inmigración, la automatización de las tareas y la cohesión social. Estos desafíos brindan a las empresas, tanto locales como globales, inmensas oportunidades para labrarse nuevos y lucrativos nichos relacionados con la prestación de servicios a comunidades formadas por múltiples grupos de interés.

¿En qué pueden ayudar las empresas?

El sector privado ya desempeña un papel importante en la gestión parcial o total de muchos sistemas urbanos, incluidos los de alimentación, energía, residuos y transporte. Las empresas son también las que más experiencia tienen con las tecnologías más avanzadas, la financiación y los modelos de negocio. Sin embargo, la gestión de los nuevos retos que encaran las ciudades exigirá un papel de mayor calado por parte de las compañías.

A continuación, explicamos cómo estas pueden contribuir a hacer de las ciudades un espacio más acogedor, funcional y sostenible.

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LOS AUTORES

Pascual Berrone es profesor agregado de Dirección estratégica y titular de la Cátedra Schneider Electric de Sostenibilidad y Estrategia de negocio en el IESE.

Joan E. Ricart es profesor ordinario de Dirección estratégica y titular de la Cátedra Carl Schroeder de Dirección estratégica en el IESE.

Hugo Ferradáns es asistente de investigación en el IESE.

Miquel Rodríguez es gerente del Public-Private Sector Research Center del IESE y del PPP for Cities, el centro especializado en colaboraciones público privadas en las ciudades.

Jordi Salvador es asistente de investigación en el IESE.